Los gatos que viven dentro de casa tienen una perspectiva de 12-13 años de vida, por lo que se mejora espectacularmente su esperanza de vida. Por otro lado, estos felinos domésticos presentan unas patologías propias de su vida sedentaria.
Obesidad
De entre las patologías más habituales, cabe destacar la obesidad. El gato que vive dentro de casa apenas está motivado para realizar ejercicio. Suele pasar la mayor parte del día durmiendo o tumbado. Además, no ha de pelearse por el sustento y éste está siempre disponible en su comedero.
La obesidad promueve aún más el sedentarismo, aumenta el riesgo de enfermedades tales como las cardiorrespiratorias, hipertensión arterial, diabetes mellitus, procesos articulares (artrosis, artritis...), disminuye la fertilidad y aumenta el riesgo frente a las anestesias e intervenciones quirúrgicas.
Un gato obeso suele presentar un aspecto desaliñado, un pelaje sucio y despeinado, dado que por su obesidad no es capaz de acicalarse el tercio posterior.
Es importante evitar y controlar la obesidad en los gatos de casa, midiendo la cantidad de alimento que ingiere al día, incitándole a juegos que hagan que se mueva, y proporcionándole un alimento con un nivel bajo en calorías y un nivel moderado de fibra.
Muda continua
La muda del pelo se rige por los fotoperiodos. Los gatos que viven en la calle, sometidos a los cambios de temperatura estacionales y a las horas de luz que marcan las diferentes estaciones del año, pierden menos pelo que los que viven en casa y sólo lo hacen en determinados momentos.
El gato que pasa la mayor parte del día dentro de casa está expuesto a más horas de luz natural y artificial, con una temperatura más o menos constante todo el año (en invierno no pasa frío por la calefacción y en verano disfruta del aire acondicionado...) por lo que las mudas no suelen llevar los ciclos naturales ni durar lo habitual. El resultado es que el gato está perdiendo pelo de manera constante durante todo el año.
Bolas de pelo
Adicionalmente a esta pérdida constante de pelo, aparece otro signo habitual en los gatos: los tricobezoares o bolas de pelo. Las bolas pueden presentar, además de pelos, restos de alimento, de secreciones gástricas o restos de materiales vegetales (si el gato ha ingerido trocitos de hierba o de hojas).
Un gato sano se acicala mediante el lamido, se limpia y se cepilla el pelo. Su lengua es rugosa debido a la presencia de una especie de espículas o papilas que actúan como un cepillo, arrastrando el pelo muerto y tragándoselo. El pelo muerto transita por el tracto digestivo normalmente y, o bien es excretado por las heces, o es regurgitado.
En ocasiones, cuando se ingiere demasiado pelo o si el proceso de la digestión se ve alterado por algún problema (trastornos de la motilidad, enfermedades intestinales inflamatorias...), se forman bolas de pelo que se acumulan en el estómago o en el intestino.
Los gatos que viven en casa se aburren y se acicalan más, pudiendo llegar a provocarse alopecias y heridas, además de ingerir una cantidad excesiva de pelo. Los de pelo largo o semilargo o los que conviven con otros felinos y, por ser muy sociables, se acicalan a sí mismos y a los demás, tienden a padecer más la formación de tricobezoares.
Como hemos comentado, estas bolas suelen expulsarse normalmente, pero si ello no ocurriera, su presencia en el tracto gastrointestinal puede provocar síntomas tales como vómitos, diarreas o estreñimiento, obstrucción gastrointestinal (en este caso debe someterse a extracción quirúrgica), anorexia, pérdida de peso...
Prevención
Para evitar la formación de bolas de pelo se debe:
Clínica Veterinaria La Avanzada Avda. de la Hispanidad, 12-Fuenlabrada Tel.: 91 143 13 76 cvlaavanzada@yahoo.es |